Arte y arquitectura

Desde los orígenes de la Antigua Academia de San Carlos existe el inconveniente del desconocimiento de las características del edificio original del que no se conserva fotografías, ni pinturas, ni registro, será a partir de la intervención de Cavallari en 1858 cuando se le da a la Academia un aspecto renacentista en su fachada y en su Biblioteca cuando se encontraba en el primer piso, donde podemos observar cornisas y cenefas inspiradas en palacios florentinos. Una colección de reproducciones en yeso de obras maestras del arte universal adornaron las instalaciones del recinto engalanando con duela y mobiliario de maderas finas.

 

Para 1837, después de un sismo que afectó la Ciudad de México se revisó el inmueble y entre los daños se reportaron afectaciones en la “Sala de juntas” y “Librería”; hacia 1858, después de un nuevo sismo, se tomó la determinación de reconstruir el edificio que ocupaba la Academia, misma que fue realizada por el director de Arquitectura Javier Cavallari, de 1859 a 1862; quien remodeló la fachada de la escuela, sus galerías y también su Biblioteca, la cual fue acondicionada para el resguardo de los títulos bibliográficos, quedando el acervo en el “Salón de actos públicos” que fungió como Secretaría y Biblioteca.

Entre 1903 y 1907 se realizan nuevos planos, ubicando solamente la Biblioteca en el piso principal, probablemente se haya trasladado a una de las galerías de Pintura, donde permaneció hasta principios del siglo XXI en que fue reubicada debido a fallas estructurales, causadas probablemente por el peso de la estantería y materiales; a la galería “Pedro Patiño Ixtolinque” en la planta baja, en un espacio aproximado de 320 m2 por seguridad de la comunidad y las colecciones.

Esta galería es una ampliación entre el edificio original (el Hospital del Amor de Dios) y otro anexo (el Antiguo Colegio de las Niñas Indias) que después se convertiría en la Escuela Nacional de Arquitectura. En su entrada presenta un arco del que se desprende un relieve en forma de concha, símbolo de la virgen María, el cual indica que probablemente existió una capilla en ese pequeño espacio, este paso adornado por columnas de orden corintio y plafón de madera. En su interior se encuentra la estatua original que representa a San Jorge, misma que fue obsequiada por el gobierno de Italia a México con motivo de la celebración de sus primeros 100 años de Independencia en el año de 1910, y una replica de la Venus de Milo.