San Jorge de Donatello

San Jorge de Donatello

En 1910, con motivo de las fiestas del Centenario de la Independencia, el gobierno de Italia regaló a México una reproducción en bronce del San Jorge de Donatello, una escultura que fue encargada por el gremio de los fabricantes de armas a Donatello entre 1416 y 1417, concebida para ocupar una de las hornacinas de Orsanmichele en la ciudad de Florencia.

En ella se perciben características del estilo gótico como son su equilibrio y la leve torsión de la figura. Sin embargo, se ven rasgos del Renacimiento, por ello se le considerada como la primera figura religiosa cristiana renacentista, tratada con rasgos individuales como si de un retrato de un caballero renacentista se tratara.

San Jorge, según la leyenda, nace a finales del siglo III D.C., en Capadocia (hoy parte de Turquía), se hizo soldado romano, bajo las ordenes del emperador Diocleciano, quien ordenó una persecución sin piedad contra los cristianos, San Jorge se niega a obedecer las órdenes imperiales y se confiesa cristiano. Es torturado y ejecutado un 23 de abril.

La leyenda cuenta que San Jorge en uno de sus viajes llega a un reino asolado por un dragón (en el cristianismo símbolo de Satanás) al cual alimentaban con corderos, para que los dejará en paz, sin embargo, un día los animales empiezan a escasear y deciden enviar personas para alimentar a la bestia, la selección se realiza por sorteo, un buen día le toca a la princesa ser el próximo alimento del dragón, pero San Jorge llega en su caballo a rescatarla, matando al dragón, se dice que de su sangre brotó una rosa, la cual el caballero le regaló a la hija del rey, su culto se extendió rápidamente por el mundo cristiano.

Al ser el 23 de abril la fecha de su ejecución, la iglesia católica consagró el día a San Jorge, convirtiéndose en el símbolo de los caballeros medievales, con todas las virtudes que conlleva el título. La tradición evolucionó y en esa fecha todos los enamorados le regalan una rosa a sus novias, y hoy día, también obsequian un libro, probablemente porque a esta leyenda se le asocia con el origen de los cuentos de princesas y caballeros.

La vestimenta romana y el pelo rizado de la escultura, le dan un aire clásico a un santo cristiano, y a la vez a los elementos romanos se les da un carácter cristiano. Serenidad de un santo y simplicidad formal se combinan con la sobria elegancia de la representación renacentista de un caballero aristocrático.

Dice Vasari (2014) “en su cabeza se reconoce la belleza de la juventud, el ánimo y el valor con las armas, una vivacidad de gallardía terrible y un maravilloso gesto de movimiento dentro de la piedra”.

Este obsequio, con la finalidad de ser dado a conocer al pueblo, es colocado en la fachada de la Academia, en la esquina que sobresale, (Academia esquina con Moneda) rumbo a la iglesia de la Santísima, asignándole un lugar preponderante en la Academia Nacional de San Carlos, que en 1910 obtuvo el título de Nacional; la altura del nicho obedece a la semejanza de la colocación del original; su autor obligó a verlo hacia lo alto, pues sólo así se distingue la perfecta proporción humana, puesto que dicho original ostenta un cuello más largo, solución del gran artista para darle la propia calidad estética; en tal virtud, así fue ejecutada su colocación en México (Cantú, 2011).

Sin embargo, es el siglo XX cuando el mercado de La Merced, principal centro de abasto de la ciudad, crece de forma desordenada, hasta ocupar las calles aledañas, en las cuales se encontraban frutas, verduras, chiles, carnes, etc., para después ser invadido por el comercio informal hacia finales de la década de los 80’s; este grupo de comerciantes, en su afán por ocupar espacios para la exhibición de sus mercancías, aun cuando estaba prohibido por el “Bando para la Ordenación y Regulación del Comercio en Vía Pública del Centro Histórico de la Ciudad de México", aprobado por la asamblea legislativa del Distrito Federal el 12 de julio de 1993, cubrieron a San Jorge con cajas, bolsas, al grado tal de amarrar lazos de la escultura para el tendido de lonas que sirvieran de protección a los mercaderes dando como resultado “que un vendedor ambulante que amarraba su tenderete del cuello de la escultura tuvo a bien degollarlo” (Gamio, 2012). Por lo cual tuvo que ser restaurado y para evitar nuevos daños, se colocó en la Biblioteca del Posgrado para resguardarla, colocando en la fachada una copia, ambas pueden admirarse en el recinto.